¿Existe una literatura específicamente femenina? La polémica acerca de ese tema es ardua, seguramente existen distintas posturas, creo que el hecho creador trasciende la sexualidad pues apunta a develar, descubrir, indagar en lo social, en los mitos, en los espacios geográficos, en los interrogantes de la época.
Hay una literatura hecha por el hombre y otra realizada por la mujer. Por pautas culturales, diversas en cada contexto, la mujer tuvo largos períodos de silencio creativo (circunscripta a su papel de esposa y madre). Con la irrupción de la mujer en el trabajo fuera de su hogar, cambia su rol en la sociedad y se va incorporando lentamente a distintas tareas; por lo tanto y como consecuencia de estos cambios, surgen narradoras, poetas, ensayistas, que dieron excelentes obras con características peculiares y enriquecedoras.
Si partimos de la idea de arte como manifestación del ser frente a los interrogantes y misterios del universo, de la aspiración de conocimiento, del arte como respuesta y aprehensión de la realidad y su contenido social, de la dilucidación de la fantasía y los sueños, es espinoso, urticante, catalogar de literatura femenina o masculina una búsqueda común al ser, sobre todo en un acto trascendente y fundamental. No obstante, creo que se puede hablar de dos vertientes en la literatura realizada por la mujer, y aquí precisamente está el meollo de un tema que a través del diálogo e incluso la polémica se irá develando, como tantos otros puntos acerca de la mujer que merecen detenido análisis y profundas discusiones.
Desde Safo hasta las moradas de Santa Teresa o la poesía de Sor Juana Inés de La Cruz, la literatura realizada por la mujer era de circuito cerrado, netamente subjetiva, íntima, centrípeta. No podía ser de otra manera, dado el universo limitado donde se movía. Recién a fines del siglo XIX la mujer accede a temas diversos, y no es casual, está profundamente conectado con su salida al exterior, a la lucha del trabajo, la Universidad, la política; sobre todo se da con énfasis a principios del siglo XX. Amplía su radio de acción y trata múltiples enfoques. Contribuye creativamente con obras literarias de gran relevancia y originalidad. Emily Dickinson, Lou Andreas-Salomé, Virginia Woolf, Simone de Beauvoir, Delmira Agustini, Sara de Ibáñez, Clarice Lispector, Rosario Castellanos, Sylvia Plath, y más adelante. Marguerite Jourcenar, Carson McCullers, Thelma Nava, Marosa di Giorgio, y en la Argentina afortunadamente la lista es larguísima, sólo algunos ejemplos: Alfonsina Storni, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, Syria Poletti, Luisa Mercedes Levinson, Victoria y Silvina Ocampo, Irma Cairoli, Libertad Demitropolus, que ya no están entre nosotros.
La otra vía sería la literatura realzada por la mujer con temas específicamente femeninos, que sí apuntaría a una literatura que trata de descifrar su propio universo y contribuir a su conocimiento.
(En el siglo XII Poulain de la Barre manifestó "todo cuanto ha sido escrito por los hombres acerca de las mujeres debe considerarse sospechoso, pues ellos son juez y parte a la vez")
Las obras que se dirigen al universo femenino desde la óptica de la mujer son esclarecedoras y necesarias, dado que hay muchos campos desiertos que la mujer debe indagar; un buen ejemplo sería la literatura erótica que fue hasta hace poco tiempo producto de los hombres.
Hay pocas obras de arte de este tipo (sí, obras de arte, no Las 50 sombras de Grey) realizada por la mujer donde se expone el tema. En el diario escrito por una mujer (se estima que por primera vez en el año 900) el tales of Gengi de la Sra. Murasaki, se encuentra una visión del erotismo de esa zona poco explorada.
Entonces, esta segunda vía, que afronta temas propios del sexo femenino y su problemática, sería literatura desde el género femenino, o en una confrontación desde la mujer misma, como testigo y protagonista que seguramente liberará muchas restricciones que silenciaron su marcha a través de los siglos.
Es interesante lo que afirma al respecto la talentosa Anais Nin en su libro Ser Mujer "...si nosotras asumimos la responsabilidad de nuestra situación podremos sentirnos menos desamparadas que cuando culpamos de nuestros problemas a la sociedad o al hombre. Malgastamos una energía preciosa en revelaciones negativas. La conciencia de nuestra situación puede darnos la sensación de dirigir nuestro destino, y el tomar el destino en nuestras propias manos nos puede inspirar más que esperar a que otros lo tomen por nosotros. Las ideas, las psicología, la historia y el arte que me ensañaron los hombres aprendí a transformarlos en la afirmación de mi propia identidad y de mis propias creencias, y a hacerlos útiles para mi desarrollo.
Pero al mismo tiempo amaba a las mujeres, era plenamente consciente de sus problemas y seguía de cerca las luchas por su liberación. Creo que las revoluciones duraderas proceden de campos profundos en el interior de nosotros mismos que influyen en nuestra vida colectiva"
Siempre se asoció a la mujer a la fertilidad; la fecundidad femenina, la Terra Mater, la generatriz universal. Ese lenguaje corporal seguramente marca también en la literatura una visión y sería interesante descubrir hasta qué punto la literatura realizada por la mujer refleja, por provenir de un ser generador, una estructura simbólica que puede esclrecer los matices particulares de su sexo.
EL CUERPO COMO PROTAGONISTA
En la literatura realizada por la mujer cuando el cuerpo, su sexualidad irrumpen, podemos hablar de textos generados desde la óptica de lo femenino. Una mirada distinta, que perfila formas, determina contornos, sabores o despliegues diferentes, mas la actitud del acto creativo en sí es la misma que la del hombre. Erica Jong en Miedo a volar escribe: "Nuestro cuerpo y nuestra producción literaria están íntimamente relacionados, aunque la naturaleza exacta del vínculo es sutil y a veces se necesitan años para aclararla. En cierto sentido los poemas son intentos de extender los límites de nuestro propio cuerpo. Nuestro cuerpo se convierte en el paisaje, el cielo y finalmente el cosmos. Quizá por eso a menudo me encuentro escribiendo desnuda". Anais Nin, es un ejemplo de indagación en su cuerpo.
Dice: "Todo el misterio del placer en el cuerpo de la mujer está en la intensidad del pulso justamente antes del orgasmo. A veces es lento uno-dos-tres, palpitaciones que proyectan entonces un licor ardiente y helado a través del cuerpo. Una espuma de música en los oídos. Es el gong del orgasmo..."
Marguerite Yourcenar escribe: "Se sentía ligera, viva como los pájaros, dando vueltas sin parar entre las agujas de los campanarios, desfallecida, como una mujer a punto de gozar del orgasmo". Entonces, cuando el cuerpo aparece, sabemos quién es su protagonista. Sin embargo, podríamos citar muchos textos que si no estuviesen firmados sería difícil vislumbrar si los realizó un hombre o una mujer. Los siguientes ejemplos nos darán una idea de lo anteriormente señalado:
"Haz que sienta que tu mano está tomada de la mía,
has que sienta que la muerte no existe porque ya estamos
de veras en la eternidad,
haz que sienta que amar es no morir,
que la entrega de sí mismo no significa la muerte...
haz que sienta una alegría modesta y diaria,
haz que no le indague demasiado,
porque la respuesta sería tan misteriosa
como la pregunta..." 1
"Los seres humanos forman una extraña fauna y flora. De lejos aparecen insignificantes, de cerca son capaces de parecer feos y malignos. Más que otra cosa, necesitan estar rodeados de suficiente espacio; más espacio aún que tiempo.
El sol se está poniendo. Siento que este río corre a través de mí, su pasado, su antiguo suelo, el clima cambiante. La colinas lo bordean dulcemente, su curso está determinado." 2
"En definitiva, no sé si porque era lunes, o porque la gente ha encontrado otros lugares de distracción, el caso es que el Jardín Botánico ofrece una aspecto de desolación que espanta. Y lo único noble, son los árboles... los árboles que envejecen apartándose de los hombres para recoger el cielo entre sus brazos." 3
"El hechizo sigue
estamos asombrados.
Y cuando la noche cae
en el reino de los pinares y las encinas
jugamos a estar vivos
mientras se va por el cielo
el lila-azul de los anuncios
que asegura
la eternidad de todo y de nada." 4
"De lugar a lugar,
de criatura a criatura,
de encuentro a desencuentro,
mis funciones se alzan con sus bloques al rojo,
con sus bloques en blanco,
irreales como brasas engranadas en hielo.
Porque no solamente sobre piedras
se erigieron los reinos de este mundo,
sino también, y más, sobre las mordeduras
del hambre y de la ausencia.
Mi historia, cada historia,
es un inmenso calco de los días vividos
y de los días sin vivir:
relieves y vacíos fraguados por igual
en la sustancia de la consumación." 5
(1) Un aprendizaje o el libro de los placeres, Claire Lispector.
(2) Trópico de Cáncer, Henry Miller.
(3) Aguafuertes Porteñas, Roberto Arlt.
(4) Poemas del Miedo, Alba Roballo.
(5) Mutaciones de la realidad, Olga Orozco.