domingo, 15 de mayo de 2016

Los Monstruos Sagrados (de la littérature)

En literatura es difícil -y suele ser injusto- establecer cuadros de honor o puntajes. Pero James Joyce, Franz Kafka y Marcel Proust evitan ese riesgo.

                    James Joyce
Irlandés (1882-1941). Estudió filosofía escolástica y lenguas vivas y muertas: primer peldaño hacia su fastuosa aventura de la palabra. Sus novelas DublinesesDedalus y Finnegan's Wake son tan intrincadas como formidables aventuras literarias, inagotables para los críticos y los estudiosos. Pero Ulises (1922) alcanza la categoría de obra maestra y revolución absoluta. Corrosiva contra instituciones como la Iglesia y el Gobierno, sufre su inmediata prohibición. Recién cuatro años después, y en París, vuelve a la letra impresa y a la libertad. Joyce vivió en Alemania, los Estados Unidos y Suiza, pero ninguna de esas geografías  empañó su condición de irlandés y su pasión por recuperar tal identidad y sus costumbres. A más de nueve décadas de su aparición, Ulises, sigue siendo una inagotable fuente de estudio e interpretación.

                                                                                                                                 Franz Kafka
Nace (1883) y muere (1924) en Praga. Hijo único de un padre que lo tiraniza, hostiga y burla. Abogado, pero no ejerce. La tuberculosis se lo lleva apenas cumplidos los 41 años. Esa corta vida, sin embargo, es suficiente para escribir La metamorfosis, El proceso, El castillo, América, La muralla china, sus Diarios y sus inmortales cuentos: por ejemplo, En la colonia penitenciaria y El artista del hambre. Su tema: la desintegración del hombre bajo el yugo y la arbitrariedad de todo orden jerárquico. Pero esto es apenas una redacción de su riquísima, misteriosa casi insondable literatura, poblada de personajes psicológicos y prisioneros de situaciones intolerables: Gregorio Samsa convertido en monstruoso insecto; el señor K detenido, juzgado y ejecutado sin causa alguna; el agrimensor K tratando inútilmente de ver al señor del castillo. Kafka quiso que su obra fuera quemada. Su amigo Max Brod lo impidió. Esa decisión cambió la historia de los libros...


            Marcel Proust
Nace y muere en París: 1871-1922. De familia rica, se cría y educa en ambientes refinados que marcarán el rumbo de su estilo, sus personajes y sus historias. Su obra máxima (En busca del tiempo perdido) no es sólo un coloso de catorce volúmenes: es la vasta orfebrería literaria de toda una vida y la concreción de una empresa casi imposible: retratar el alma -con luces y sombras- de toda una sociedad y un tiempo. Proust con estilo inimitable, logra allí -como Honoré de Balzac en La comedia humana aunque de modo menos aluvional y salvaje- algo que puede conectarlo con William Shakespeare y su perfecta vivisección de cada pasión humana.
Nada escapó del ojo de ese gigantesco ontomólogo francés: ni la agotadora descripción de un boudoir ni el imperceptible matiz de un sentimiento.


OBRAS MAESTRAS
El proceso, de Franz Kafka, Ulises, de James Joyce, y En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, son tal vez las novelas más estudiadas y más sujetas a interpretación de toda la literatura contemporánea. De las tres se ocupó, en conferencias y textos magistrales, Vladimir Nabokov, quien ademas de brillante escritor fue implacable crítico. Si alguien quiere iniciarse en ellas y su infinito universo debe, además de leerlas, acudir al autor de Lolita. De las tres, Ulises es la que causó mayor conmoción, sobre todo por ese hallazgo de estilo llamado monólogo interior. El proceso llevó hasta la desesperación el destino de un hombre sepultado por la estructura social: lo detienen, lo juzgan y lo ejecutan, y muere sin saber por qué. En cuanto a En busca del tiempo perdido, no hay novela en este siglo que acumule -además de miles de páginas- tanta riqueza descriptiva, tantos y tan disímiles personajes y tantas situaciones definitorias de la condición humana. A la hora de formar una biblioteca, bien podrían ser los tres primeros títulos. Esos, y las obras completas de Shakespeare.