sábado, 11 de junio de 2016

CAMBIO DE DOMICILIO - Óscar Peyrou

Título: Cambio de domicilio
Autor: Óscar Peyrou
Editorial: CENTRO EDITOR DE AMÉRICA LATINA
Colección: Narradores de Hoy
Tomo: 51
Páginas: 118
Año: septiembre, 1972


















Óscar Peyrou, nacido en Buenos Aires en 1945, documenta con Cambio de domicilio, su primer libro de relatos, un importante área de la narrativa que se apoya en la desnudez coloquial y en el testimonio directo de la realidad. Pero no debe confundirse este intento con los plácidos esquemas del naturalismo; por el contrario, el principal mérito de los cuentos de Cambio de domicilio, que en rigor pueden leerse como un solo texto que evoluciona de los ámbitos familiares y nostálgicos al espacio de la política y la militancia, reside en su riqueza de sugerencias, motivada siempre por un tono cuidado y sobrio y nunca por la anécdota.




EL OJO DEL CABALLO

   Estaban sentados delante del cuadro. Se habían casado el día anterior y al día siguiente iniciarían su luna de miel.
   El cuadro, regalo de bodas, representaba a un caballero medieval con armadura dorada protegiendo a una doncella de otro tono dorado más claro, probablemente raptada del vago castillo situado en la cumbre de la montaña y rodeado de extrañas nubes que parecían girones de tela. El caballero empuñaba una larga espada  y llevaba a la doncella sobre un caballo plateado. El caballo levantaba las patas delanteras al borde de un mar. Las olas rompían sobre la playa cubierta de flores. La doncella daba la impresión de descansar o dormir confiadamente sobre el pecho del caballero. Los dos llevaban la cabeza descubierta y el vestido de ella giraba como una serpiente o un torbellino sobre el flanco del caballo. El ojo visible del caballo era curiosamente humano y tenía una expresión de intensa decisión, de audacia y de deslumbrado valor. El caballero se llevaba a la doncella en el caballo resplandeciente y en ese momento estaban detenidos al borde del mar.
   Él miró el cuadro y comenzó a pensar en su infancia, y luego, en los libros de hadas antiguos que tal vez había leído su padre antes que lo hiciera él en la casa de sus abuelos, en los grabados, las páginas amarillentas y el olor  de las páginas. Pensó en el casamiento de sus padres y sintió una tristeza atroz. Consideró ideas referentes al tiempo y a la soledad. Era como si hubiera quedado del otro lado de una barrera, separado de todo lo anterior, de su infancia y de sus padres. Notó que los recuerdos previos al casamiento, desde los más lejanos, habían aparecido y estaban a su lado muertos, distintos. llenos de dolor. Allí había instantes que desde hacía años no recordaba. Por eso estaban casi intactos y como ocurre siempre en estos casos, quedó un momento frente a ellos encandilado e inmóvil. Ella le preguntó si había observado la expresión del ojo del caballo. La abrazó y suavemente comenzó a llorar. Quizás por las mismas razones, ella le acarició la cabeza en silencio. Confusamente, él tuvo la sensación de que su padre había muerto, de que ahora ocupaba su lugar. Después de un rato dejaron de llorar. Estaban un poco avergonzados y trataron de sonreír.
   -Qué te pasó -le preguntó.
   No sé. Me acordé de algo -dijo él.
   Secándose los ojos intentaban sonreír.