sábado, 27 de agosto de 2016

Extracto de SINFONÍA DE MAREADOS

Guillermo Salvador Marinaro


SINFONÍA DE MAREADOS

Encallado 
como el Eternauta
entre dos eras que no me reciben contentas

No me lavo las manos
no me seco lo mocos

pronuncio una palabra tibia
y lenta
sacada de una ilusión

es la muerte el lugar de los cuerpos
que nacen en el aire?

esta cárcel es el mejor 
de los mundos posibles?

La violencia
se va descongelando
sin apuros

Levanto mi cuerpo
con una curda antigua
la borrachera del siglo

La historia
sacude mi cama

Quiero hacer otro mundo
pero no se lo cuenten a nadie

Con las patas para arriba
izo la bandera
equivocada

Cuesta creer en dios
cuando no te paga
ni un centavo

Las luces del televisor
 iluminan mi cuarto

Lavo mi sangre
de las imágenes del Golfo

y las lágrimas de Gaza

Me están robando la piel
no es mía
sino de mi tarjeta de crédito

Recorro mi propio desvarío
sin poder toserlo

No hay tiempo
para empezar a contar
de nuevo...

....

...






viernes, 1 de julio de 2016

De Europa para el mundo: páginas desde el viejo continente


   Clásicos. Herederos de las antiguas Grecia y Roma. Cada uno con su música y su estilo.

Los alemanes
    El Hermann Hesse de El lobo estepario y el Heinrich Böll de Opiniones de un payaso son esenciales. Pero no menos lo es el Günther Grass de El tambor de hojalata: uno de los más feroces -y bellos- documentos literarios contra el horror nazi. Fantástico y realista, toda su obra ronda en torno de Alemania, su miseria y su tragedia.
Günter Grass:                              Hermann Hesse:
un tambor que no calla.             ¿Quién no leyó Demián?



Los ingleses

   Inagotables. Así, al azar: el estremecedor teatro de Harold Pinter. Los poemas de T.S. Eliot (T.S.: Thomas Stearns). El Graham Greene de El poder y la gloria. El genial Malcolm Lowry y su novela clave: Bajo el volcán. Chesterton y Saw, claro. Edward Morgan Forster y su inquietante Pasaje a la india. Y Aldous Huxley y sus fundamentales Viejo muere el cisne y Un mundo feliz. Inmortales...
Aldous Huxley. Conmovió con Las puertas de la percepción.



Los italianos
   Llevan al Dante en su mochila. Vaya peso... Y vaya legión. Alberto Moravia (La romana). Vasco Patrolini (Crónica de los pobres amantes). Cesare Pavese (El oficio de vivir y Trabajar cansa). Italo Calvino (El barón rampante y Si una noche de invierno un viajero). Dino Buzzati, su teatro y su novela capital: El desierto de los tártaros. Antonio Tabucchi, su famosa Sostiene Pereira (en el cine, magistral trabajo de Marcello Mastroianni) y su Nocturno hindú. Ugo Betti y su punzante teatro de denuncia. Y Umberto Eco (El nombre de la rosa, El péndulo de Foucault y La isla del día de antes): un genio moderno; numen de la Universidad de Bologna (la más antigua del mundo) y capaz de una sorpresa en cada línea.
       Alberto Moravia.                 Cesare Pavese.                   Antonio Tabucchi:
     Fuerte literatura social.     Las letras militantes.         a la fama con Sostiene Pereira.



Los checos

   Por supuesto, Franz Kafka. En el otro extremo del siglo, el misterioso y promocionado Milan Kundera (La insoportable levedad del ser, La broma, La vida está en otra parte, El libro de la risa y el olvido). Literatura y filosofía. Su gran tema: la búsqueda de la felicidad. El comunismo lo arrojó, exiliado, a París.
Milan Kundera: un escritor y una moda.





Los rusos
   Imposible no hablar de Boris Pasternak -obligado a rechazar el Nobel- y de Alexander Solyenitsin, modelo de disidente anticomunista. Pero antes, honor a Máximo Gorki (cultivó el realismo socialista, pero con arte) y su gran novela: La madre.
Máximo Gorki y su texto clave: La madre.




Los españoles
   Vienen de Cervantes, nada menos. Se llaman Pío BarojaManuel de Unamuno, Ramón del Valle Inclán, Manuel Vicent. Más cerca en el tiempo, Miguel Delibes, Rosa Chacel, Francisco Umbral, Antonio Gala. Y de un joven-viejo: joven en años, viejo en experiencia: Arturo Pérez Reverente, corresponsal de guerra (La piel del tambor, El capitán Alatriste) de fina pluma. Detrás tienen a Lope de Vega, a Calderón de la Barca. Por lo tanto, estaba prohibido fallar.  
 Arturo Pérez Reverte. Así       Manuel Vicent. Clásico y moderno
 en la guerra como en la paz.      Más que pluma, un buril.



En portugués
   No importa que Jorge Amado y Vinicius de Moraes sean brasileños y Fernando Pessoa Portugués. El idioma es el mismo. La herencia de Eca de Queiroz, también. 
   Vinicius será recordado eternamente por la letra de Garota de Ipanema. Pero Garota... es apenas una menguada parte de las maravillas que urdió frente a su eterno vaso de whisky.
   Jorge Amado es -total y definitivamente- el Brasil. Es Doña Flor y sus dos maridos, Gabriela clavo y canela, Teresa Batista cansada de guerra. Nadie como él escribió la magia de Bahía. En cuanto a Fernando Pessoa, es la poesía absoluta. Un Mozart del poema. En 1998, las letras lucitanas fueron reconocidas con el Nobel a José Saramago.
Jorge Amado: el                José Saramago,                 Vinicius de Moraes:
Brasil en explosión.          premio Nobel 1998.           la garota y mucho más.











jueves, 30 de junio de 2016

El Ensayo



   Definición: el ensayo es el género que desarrolla un tema o una tesis elaborados por el autor desde una perspectiva netamente personal y que exige la participación del lector, incitándolo a pensar por cuenta propia.
   El ensayista ofrece maneras nuevas de mirar las cosas sin intención de imponerlas e invita al lector que experimente y pruebe por sí mismo la verdad o el error. Se establece así un diálogo o polémica entre ambos, porque lo que el autor pretende no es presentar una investigación terminada sino sugerida.
   Exige un lector diferente al de las otras formas literarias, ya que él se constituye en un colaborador sustancial.
   Cualquier tema puede ser motivo de un ensayo: conocimientos y experiencias del autor, razonamientos propios o ajenos, observación directa de la realidad, siempre que el desarrollo sea original y subjetivo.

   Clasificación: la riqueza temática del ensayo determina una variedad de tipos que pueden agruparse de la siguiente forma:

  • ensayo puro: es el de tipo filosófico, histórico y literario. Requiere un plan previo de trabajo que, normalmente, se atiene a tres partes fundamentales: 1) presentación de la tesis, 2) demostración: argumentación, ejemplos, opiniones, comparaciones, refutaciones y 3) conclusión.
  • ensayo poético descriptivo: es más breve que el anterior, y por lo común versa principalmente sobre el paisaje o quiere plasmar líricamente ciudades, pueblos, tipos...
  • ensayo crítico erudito: se diferencia de los ya mencionados principalmente por su extensión -es casi siempre un libro- y por la importancia de su parte expositiva. Es una obra de investigadores y se da en casi todas las disciplinas.
   Actualmente se menciona al periodismo como un tipo intermedio de ensayo, que participa de los caracteres distintivos de los grupos mencionados. En este caso, a los periodistas se los llama ensayistas menores.

   Origen: sus orígenes se remontan a la antigüedad griega, cuando los filósofos presocráticos se plantearon los primeros interrogantes e intentaron las primeras respuestas sobre la naturaleza de las cosas.
   Sin embargo, el ensayo tradicional se identifica con ese nombre a partir de Michel de Montaigne (autor francés del s. XVI) quien, en 1580, publicó sus Essais, obra en la que trata asuntos muy dispares: la virtud, la amistad, la gloria, la sociedad...

   Conclusión: el ensayo es la libre divagación intelectual alrededor de un tema. Es un modo de entablar un diálogo que ha nacido en el espíritu inquieto de un investigador de la realidad y que pretende guiar al lector por las ilimitadas direcciones del pensamiento.



*fuente: INTRODUCCIÓN LITERARIA III. Editorial Estrada. Buenos Aires, Argentina.






viernes, 24 de junio de 2016

JUEGO DE DAMAS

Iconoclastas, talentosas, geniales, excedieron la simple rebeldía y nos legaron obras de lograda belleza.     


Para celebrar el estilo literario de una mujer, en la primera parte del siglo pasado se solía decir que "escribe como un hombre". La frase, tan injusta como machista, mereció comentarios más burlones que indignados de las escritoras que figuran en este post. Porque demostraron con obras maravillosas, en todo el sentido de esa palabra, que el talento literario no era cuestión de sexo, sino de vocación, sensibilidad, trabajo duro y constante (ninguna fabuló seriamente con ser una mistagoga que recibía gratuitamente y al dictado elegías redactadas por los dioses), y una capacidad de observación muy poco frecuente en cualquier ser humano. Las diez -la cifra es necesariamente arbitraria, porque seguramente hay muchas otras como ellas- poseyeron las condiciones y las cualidades necesarias para concretarlas en poemas, en novelas, en cuentos y en ensayos que iluminaron con belleza e inteligencia al arte que practicaron. La humanidad toda es su herencia.
            
                                      Letras castellanas
1. Gabriela Mistral: (Chile-1889; EE.UU.- 1957). Se llamaba Lucila Godoy. Premio Nobel de Literatura en 1945, fue la poeta del dolor y del amor: "Piececillos de niños/ azulados de frío:/ ¿Cómo os ven y no os cubren, Dos mío?".
2. Silvina Ocampo: (Buenos Ares, 1903-1993). Poeta, cuentista, novelista (Viaje al olvido; Las invitadas), quien fue esposa de Adolfo Bioy Casares ganó con su ora el derecho de figurar entre las grandes.
3. Alfonsina Storni: (Suiza, 1892; Mar del Plata, 1938). Una enfermedad incurable la llevó al suicidio. Sus poemas bellísimos como El dulce daño- han conmovido a cinco generaciones. 


4. Juana de Ibarbouru: (Montevideo, 1895-1980). Juana de América como llamaron a la poeta uruguaya, cantó lo cotidiano con sencillez y elevado lirismo, como en Canciones para Natacha, y El cántaro fresco.
5. Isabel Allende: (Lima, 1942) Cuentista, novelista, la autora de La casa de los espíritus y de Los cuentos de Eva Luna ocupa un lugar destacado en la narrativa internacional.
6. Victoria Ocampo: (Buenos Aires. 1890-1979). Fundó Sur, en donde deslumbraron los mejores escritores del mundo. Pero la hermana mayor de Silvina fue una excelente prosista ella misma, sobre todo en Testimonios.


                               Un Mundo de Palabras
1. Margarite Yourcenar: (Bélgica, 1903- EE.UU, 1987). Profesora de Literatura Francesa, traductora, autora de novelas tersas y potentes como Memorias de Adriano, fue la primera mujer en ingresar a la Academia Francesa.
2. Marguerite Duras: (Indochina, 1914- París, 1996). Autora de Hiroshima mon amour y de El amante (novela autobiográfica), rebelde, inconformista, se adelantó décadas a su tiempo.


3. Virginia Woolf: (Londres, 1882- 1941). En sus novelas -como El faro, Las olas, Orlando- desnudó la psicología de la sociedad  de la primera parte del siglo XX.
4. Simone de Beauvoir: (París, 1908-1986). Discípula y pareja del filósofo Jean-Paul Sartre, fue autora de excelentes novelas como Los mandarines, y ensayos como El segundo sexo.









miércoles, 22 de junio de 2016

El boom y sus hombres: escritores latinoamericanos


A mediados de la década de los 60 y con fuerza volcánica estalló el fenómeno de la literatura latinoamericana y su gran caballo de batalla: el llamado realismo mágico.

Carlos Fuentes: ganador de los premios Cervantes (equivalente al Nobel en idioma español) y Príncipe de Asturias, el novelista mexicano (nacido en Panamá en 1928-†2012), es autor de obras fundamentales como La región más transparenteLa muerte de Artemio CruzGringo viejo (llevada al cine), Orquídeas a la luz de la luna y Ceremonias al alba, entre otras. Prolífico, verborrágico, histrión y seductor en su vida personal. A pesar de que pasó varias temporadas fuera de su país acompañando a su padre, que era diplomático de carrera, su tema es el ser mexicano, al que expresó con profundidad y belleza. Su estilo es vigoroso y directo. Suele incurrir en arcaísmos, pero aun así su prosa es cristalina.



Guillermo Cabrera Infante: Cubano nacido en Ginebra (1929 †2005). Se nacionalizó inglés cuando se exilió en 1965, en disidencia con el régimen castrista, al que apoyó en 1959, cuando comenzó la revolución. En sus novelas, entre las cuales se destacan Tres tristes tigres, Vistas del amancer en el trópico, La Habana para un Infante difunto y Delito por bailar el chachachá, ejercita un humor cínico y muy efectivo y lleva los experimentos con el lenguaje hasta sus últimas consecuencias. En ellas subyace siempre el dolor del exiliado, porque invariablemente el tema es su Cuba natal. Su segunda pasión, luego de la literatura, es el cine. Fue un importante crítico y en la obras Arcadia todas las noches recopiló sus escritos sobre el cine universal.



Mario Vargas Llosa: Desde sus primeros cuentos (Los jefes) hasta sus estupendas novelas como Conversación en la catedral, La casa verde, o La guerra del fin del mundo, este peruano nacido en Arequipa en 1936, ganador del Cervantes, del Príncipe de Asturias y del Nobel de Literatura, deslumbró a los lectores. Político (fue candidato a la presidencia de su país y perdió contra Fujimori), se exilió voluntariamente en Londres y en España, país del que adoptó  la ciudadanía. Su estilo, realista con toques permanentes de humor, es tan vigoroso como fascinante. Muchas de sus obras son autobiográficas y reflejan su intensa vida amorosa.



Juan Carlos Onetti: Uruguayo (Montevideo, 1909- †Madrid, 1994), Onetti dividió su vida entre su ciudad natal y Buenos Aires. Periodista, creador de Marcha (una revista literaria y política de avanzada) y ganador del Cervantes, sus mejores novelas hablan de la incomunicación y la desesperanzada de los habitantes de un pueblo imaginario llamado Santa María, influencia directa del Yoknapatawpha de William Faulkner. Novelas clave: El astillero, Dejemos hablar al viento, Juntacadáveres. Sus cuentos (El infierno tan temido es paradigmático) son auténticas obras maestras.  



Alejo Carpentier: Los críticos literarios afirman que este cubano (La Habana, 1904-†París, 1980) es el padre del llamado realismo mágico latinoamericano: una línea narrativa que une la fantasía con la realidad y que hace de Carpentier el fundador del boom. Novelista, poeta, ensayista y musicólogo, soportó cárceles y exilios por sus ideas antifascistas. Entre sus novelas se destacan El reino de este mundo, Los pasos perdidos, El siglo de las luces, La consagración de la primavera y El acoso
En su obra se destacan influencias africanas y del barroco francés.



Augusto Roa Bastos: Paraguayo (1917, 2005) y feroz enemigo de las dictaduras que azotaron a su país, es -además de un formidable escritor- el símbolo del perpetuo intelectual exiliado: pasó las tres cuartas partes de su vida fuera de su patria. Sus grandes temas: el drama político y social de Paraguay y el perfil de los totalitarismos. Premio Cervantes, son fundamentales sus novelas El trueno entre las hojas, Hijo de hombre y Vigilia del almirante. Pero el gran resumen de su literatura está en Yo, el supremo, basada sobre la vida y los hechos del dictador paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia. 



DESPUÉS DEL FENÓMENO 
                    por Tomás Eloy Martínez, 1999, (autor de Santa Evita)

   Consultado acerca del fenómeno de la literatura latinoamericana, Tomás Eloy Martínez opinó: "El boom tiene su origen a fines de los años 50, cuando los escritores latinos se nutren de los norteamericanos (Hemingway o Faulkner). Los primeros en romper el fuego son Cortázar (Armas secretas, Rayuela) y Vargas Llosa (La ciudad y los perros).
   Más tarde, García Márquez provocará una revolución cultural que sacará a la luz a muchos autores de habla hispana que, hasta ese momento, eran desconocidos. A su vez, los europeos consagran la obra de Borges y los medios de comunicación se encargan de despertar en la gente el apetito por personajes de ficción que hablan su mismo idioma.
   Sin embargo, en el final del siglo, no perduran los efectos de esa fiesta literaria ya que hoy es muy difícil que un escritor latino tenga difusión de su obra en otros países. Tan sólo quedan algunos escritores que alcanzan notoriedad después de ganar un concurso literario. Así se dejan de lado a muchos talentos que esperan su oportunidad. La misma que hace cuarenta años tuvieron nuestros grandes maestros".

martes, 21 de junio de 2016

Las formas de expresión literaria


La narración
   La necesidad de expresar sus sentimientos y el mundo que lo rodea nace con el ser humano y los caminos elegidos para hacerlo son múltiples.
   El lenguaje se fue enriqueciendo paulatinamente; el hombre pudo expresarse entonces ya sea por medio de la prosa o de la poesía.
   El hombre intenta explicar su mundo, su propio origen, el origen del suelo que habita; para eso recurre a la narración que, transmitida oralmente de generación en generación, va transformándose en conocimiento. Así nacen el mito y la mitología, que intentan develar el misterio del universo.
   Existe en el hombre, además, el deseo innato de contar. Ya en la antigüedad clásica se creía que había hombres poseedores de dones especiales para relatar las hazañas de los dioses y los héroes. El nombre más antiguo que designa este oficio de hombre relator es el de aedo y se le aplica a Homero. Posteriormente la historia de la cultura ha recogido otros términos, todos ellos para nombrar el mismo oficio: bardo, juglar, trovador.
   La forma narrativa que ha tenido mayor relevancia y permanencia es el cuento. Nace como relato oral transmitido por la tradición y manifiesta la capacitación de un trozo de vida expresivo e intenso. 
   Etimológicamente la palabra cuento deriva de computum que, en su origen, significaba la acción de contar números. Con el transcurso del tiempo la forma verbal designó también la acción de contar historias y así han quedado en nuestra lengua una voz culta que se aplica a una actividad matemática (cómputo), y una voz vulgar que se refiere a lo literario (cuento).
   En la actualidad el cuento posee caracteres que nos permite identificarlo y diferenciarlo de las otras formas narrativas. En el plano de la anécdota se organiza como encadenamiento de acciones que, en sus manifestaciones más primitivas, se expresa en forma escueta y lineal.
   Podemos delimitarlo del siguiente modo:


  • Es una narración breve, cuyo tiempo de lectura no debe exceder de una hora.
  • Está escrito en prosa.
  • No admite una lectura interrumpida porque exige concentración.
  • Tiene autor desconocido, salo los que pertenecen al folklore.
  • Presenta una trama concentrada, en tensión y peripecia, para lograr un efecto único.
  • No permite digresiones de espacio ni de tiempo ni de multiplicidad de personajes.
   Se han intentado distintas clasificaciones del cuento. Una de ellas, ateniéndose a la transmisión oral o escrita, señala dos grupos: tradición oral (cuento maravilloso, popular, realista), tradición escrita (cuento literario).
   Otros especialistas, con criterio temático, han distinguido entre cuentos maravillosos, jocosos o humorísticos, policiales, de ciencia ficción fantástico...
   Considerando aspectos formales obtendremos la siguiente catalogación de la narrativa breve en general: apólogo, leyenda, parábola, fábula, cuento propiamente dicho...

La poesía
   Cuando el hombre quiere, fundamentalmente, expresar sus sentimientos utiliza la poesía lírica; a través de ella nos comunica un estado de ánimo: dolor, alegría, nostalgia. Para eso transforma la realidad y cualquier elemento le sirve para expresar su interioridad: la naturaleza, el hombre, Dios... Al hacernos partícipes de sus sentimientos, el autor lírico quiere que sintamos y vivamos lo que él ha sentido y vivido en esa fusión del mundo exterior con su vivencia personal.
   En el momento de la creación artística el poeta recuerda y evoca, es decir, vuelve al corazón experiencias y circunstancias atesoradas en su interior.
   Además busca intencionalmente la belleza como un camino para lograr esa participación. Para ello se vale de recursos tan diversos como alusiones, metáforas, asociaciones, construcciones sintácticas y de un lenguaje rítmico y rimado.
   El poeta es capaz de descubrir en la naturaleza, en el hombre, en Dios, relaciones misteriosas que los demás hombre s no perciben; consigue expresarlas de un modo tal, que en un poema no puede modificarse ni una sola palabra sin destruir su significación y belleza. Cada palabra resulta así insustituible y a veces intraducible.
   Desde su nacimiento la poesía estuvo tan estrechamente ligada a la música, que es ella la que ha dado origen a la palabra lírica. Proviene de lira (λύρα), nombre griego de un instrumento musical que fabricaban tensando varias cuerdas sobre el caparazón invertido de una tortuga y que pulsaban con la mano. Tomó el nombre de lírica porque en los primeros tiempos los poetas griegos cantaban sus poesías acompañándose con la lira. Muchos siglos después la poesía se separó de la música y comenzó a ser recitada, pero conservo de sus orígenes la musicalidad y el ritmo que la caracterizaban.
   En conclusión, podemos decir que la lírica es expresión de sentimientos, es evocación y recuerdo, es belleza , es misterio, es ritmo y musicalidad.

                                                                LA PLUMA ES LA LENGUA DEL ALMA. CERVANTES.

sábado, 18 de junio de 2016

LOS MALDITOS

   No todos los malditos de la literatura lo son por las mismas razones.
   Aquí hay cuatro líderes. Veamos por qué...

   El término malditos tiene dos paradigmas, aunque no de este siglo: Jean Arthur Rimbaud y Edgar Alan Poe. Malditos y geniales. Rimbaud dejó de escribir a los 19 años y se dedicó -entre otros turbios oficios- al tráfico de esclavos. Poe -alcohólico y de trágica vida- murió en la calle bajo un ataque de delirum tremens. Ezra Pound (1885-1972), monumental poeta, adhirió al fascismo, fue acusado de alta traición contra los Estados Unidos (su país), lo declararon demente y llegó al hospicio encerrado en una jaula. El británico Dylan Thomas (1914-1953), alcohólico, murió en una taberna tras decir "veinticinco whiskys no es mal récord...". Vladimir Nabokov (1899-1977, ruso nacionalizado estadounidense) llevó una vida casi bucólica (profesor de Literatura y coleccionista de mariposas), pero su novela Lolita -amor entre un cincuentón y una chica de doce años- lo alineó en el escándalo. Truman Capote (1924-1984) -alcohólico, drogadicto, homosexual- fue condenado por la high society norteamericana, de la que fue niño mimado, por las miserias de esa clase que reveló en sus novela Plegarias atendidas.



Ezra Pound (1), fue una cumbre de la poesía elaboradísima, culta y cosmopolita. Influyó sobre Yeats, Joyce y Eliot. Fue brillante traductor de clásicos y experto en literatura china. Lo mejor de su obra está en Cantos (inconclusa) y Cantares. Dylan Thomas (2). Poeta de vanguardia, guionista de cine y televisión periodista. Se incorporó al movimiento Nuevo Apocalipsis. Asombró en 1934 con su libro Dieciocho poemas y Bajo el bosque lácteo. Su libro más leído: Retrato del artista cachorro. Vladimir Nabokov (3). Brillante escritor y profesor y analista de literatura. Su novela más famosa es Lolita: polémica en todo el mundo, llevada al cine y prohibida en la Argentina bajo la dictadura de Onganía. Otro título clave: Ada o el ardor. Truman Capote (4). Su obra capital es A sangre fría: la mayor novela del género Non Fiction (retrato novelado de hecho reales). Es la historia de la vida, crimen y muerte en la horca de dos asesinos marginales que masacraron a una familia en una granja de Kansas. Pero también son insoslayables sus relatos de Marilyn Monroe y Marlon Brando, y sus novelas Desayuno en Tiffany's y Otras voces, otros ámbitos (su primer libro).







Es imposible hablar de escritores malditos sin acudir a las figuras de Charles Bukowski (EE.UU), Henry Miller (EE.UU) y Jean Genet (Francia). El primero (1920-1994) es un referente fundamental de la rebelde e inconformista Beat Generation, antecedente del movimiento hippie. Exaltó al macho egocéntrico e ignorante que sólo busca placer en la violencia, el sexo y el alcohol. Títulos clave: Memorias de un viejo indecente y Erecciones, eyaculaciones, e exhibiciones y demás relatos de la locura cotidiana, autobiográficas. Miller (1891-1980) vivió diez años en París -una vida disoluta y escandalosa- y alborotó al mundo con la crudeza de sus novelas Trópico de Cáncer, Trópico de Capricornio, Sexus, Plexus y Nexus. Genet (1910-1986) pasó largos años en reformatorios y cárceles por robo y prostitución masculina. Sus novelas (Nuestra señora de las flores y El milagro de la rosa) y su autobiografía Diario de un ladrón son clave, lo mismo que su formidable pieza teatral Las criadas.

Pasión, Aventura y Muerte

Ernest Hemingway

   En 1914, cuando el futuro escritor tenía 15 años, estalló la Primera Guerra Mundial. Por su edad no lo admitieron como soldado, y él se alistó como camillero voluntario en el servicio de ambulancias y fue herido de gravedad en Italia. Precoz, vivió allí un intenso amor por una enfermera, que luego contó en su novela Adiós a las armas. Pero no se conformó con esa herida, y como periodista cubrió la Guerra Civil Española (1936-1939). Para repetir su propia historia, nuevamente fue herido, nuevamente se enamoró, y en otra novela (Por quién doblan las campanas), narró esa experiencias. Repitió su propia historia en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Pescador de grandes peces (El viejo y el mar); cazador de leones (Las nieves de Kilimanjaro), borrachín, peleador de tabernas (decía de sí mismo que era El Gran Macho Norteamericano), se casó cuatro veces, y sus amantes fueron incontables. Ganó el Nobel de Literatura. No pudo soportar la decrepitud y, en 1961, el gran escritor norteamericano se suicidó de un escopetazo en la cabeza.


                       Escribía desde la madrugada                                   En una cacería africana
                       hasta el mediodía frente a una                                           en 1953.
                                  tarima elevada.



                                                      LOS AVENTUREROS
vivieron más aventuras que los personajes de sus obras.
 
   El italiano Gabriele D'Annunzio (1863-1938; izquierda) vagó por Europa y África  y experimentó todo lo prohibido. En sus novelas como El placer y El fuego revela sólo algunos de esos hechos. Como poeta, en Elegías romanas celebró la ciudad y el amor.

   El norteamericano Mark Twain (1835-1910; centro), pescador, vagabundo, humorista, se salvó de morir en manos de los pieles rojas. Contó su país en Las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn.
   El inglés Grahan Green (1904-1991; derecha) utilizó su trabajo de periodista para trabajar como espía para el MI-6 británico. Estuvo a punto de ser fusilado, pero luego ello le permitió redactar novelas como El tercer hombre y El factor humano